“ (TEA)”
TRASTORNO ESPECTRO AUTISTA
Identificación del Problema
Observamos que tanto en la autonomía como en autovalimiento de las
personas con discapacidad, se les dificulta por el hecho de que ni la familia
ni la sociedad en la que vivimos está bien informada de como poder ayudar y
mejorar la calidad de vida de estas personas. La cual forma parte de todo ser
humano.
También es importante que las personas que estén interesadas en
obtener información sobre este tema, dispongan de diferentes herramientas
tecnológicas, de las cuales puedan sacar provechos.
Actualmente, el diagnóstico de TEA incluye muchas afecciones que solían
diagnosticarse por separado e incluyen el trastorno autista, el trastorno
generalizado del desarrollo no especificado de otra manera (PDD-NOS, por sus
siglas en inglés) y el síndrome de Asperger. Hoy en día, a todas estas
afecciones se las denomina trastornos del espectro autista.
Signos y síntomas
Las personas con un TEA a menudo tienen problemas con las destrezas
sociales, emocionales y de comunicación. Es posible que repitan determinados
comportamientos o que no quieran cambios en sus actividades diarias. Muchas
personas con TEA también tienen distintas maneras de aprender, prestar atención
o reaccionar ante las cosas. Algunos de los signos comienzan durante la niñez
temprana y, por lo general, duran toda la vida.
Los niños o adultos con TEA podrían presentar las siguientes
características:
- No
señalar los objetos para demostrar su interés (por ejemplo, no señalar un
avión que pasa volando).
- No
mirar los objetos cuando otra persona los señala.
- Tener
dificultad para relacionarse con los demás o no manifestar ningún interés
por otras personas.
- Evitar
el contacto visual y querer estar solos.
- Tener
dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para
hablar de sus propios sentimientos.
- Preferir
que no se los abrace, o abrazar a otras personas solo cuando ellos
quieren.
- Parecer
no estar conscientes cuando otras personas les hablan pero responder a
otros sonidos.
- Estar
muy interesados en las personas pero no saber cómo hablar, jugar ni
relacionarse con ellas.
- Repetir
o imitar palabras o frases que se les dicen, o bien, repetir palabras o
frases en lugar del lenguaje normal.
- Tener
dificultades para expresar sus necesidades con palabras o movimientos
habituales.
- No
jugar juegos de simulación (por ejemplo, no jugar a “darle de comer” a un
muñeco).
- Repetir
acciones una y otra vez.
- Tener
dificultades para adaptarse cuando hay un cambio en la rutina.
- Tener
reacciones poco habituales al olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el
sonido de las cosas.
- Perder las destrezas que antes tenían (por ejemplo, dejar de decir palabras que antes usaban)
Diagnóstico
El diagnóstico de los TEA pueden ser difíciles de hacer debido a que no
existen pruebas médicas, como un análisis de sangre, para diagnosticarlos. Para
llegar a un diagnóstico, los médicos observan el comportamiento y el desarrollo
del niño.
A veces, los TEA pueden detectarse a los 18 meses de edad o incluso
antes. A los 2 años de edad, el diagnóstico realizado por un profesional con
experiencia puede considerarse muy confiable.1 Sin embargo,
muchos niños no reciben un diagnóstico final hasta que son mucho más grandes.
Este retraso significa que hay niños con TEA que podrían no obtener la ayuda
temprana que necesitan.
Tratamiento
Actualmente, no existe una cura para los TEA. Sin embargo, las
investigaciones muestran que los servicios de tratamiento de intervención
temprana pueden mejorar el desarrollo de estos niños.2, 3 Los servicios
de intervención temprana ayudan a los niños desde el nacimiento hasta los 3
años (36 meses) de edad a aprender destrezas importantes. Estos servicios
pueden incluir terapia para ayudar al niño a hablar, caminar e interactuar con
los demás. Por lo tanto, es importante hablar con el médico de su hijo lo antes
posible si piensa que su hijo tiene un TEA u otro problema del desarrollo.
Incluso si a su hijo no se le ha diagnosticado un TEA, podría reunir los
requisitos para recibir servicios de tratamiento de intervención tempana. La
Ley para la Educación para Personas con Discapacidades (IDEA, por sus siglas en
inglés) establece que los niños menores de 3 años (36 meses) de edad que estén
en riesgo de tener retrasos del desarrollo podrían reunir los requisitos para
recibir servicios. Esos servicios se prestan mediante un sistema de
intervención temprana en su estado. A través de ese sistema, puede solicitar
una evaluación.
Además, el tratamiento de síntomas particulares, como la terapia del
habla para los retrasos en el lenguaje, no requiere que espere hasta recibir un
diagnóstico formal de TEA.
Causas y factores de
riesgo
No se conocen todas las causas de los TEA. Sin embargo, hemos aprendido
que, probablemente, existan muchas causas para múltiples tipos de TEA. Puede
haber muchos factores distintos que hagan que un niño tenga más probabilidades
de tener un TEA, incluidos factores ambientales, biológicos y genéticos.
¿A quiénes afecta?
Los TEA ocurren en todos los grupos raciales, étnicos y socioeconómicos,
pero es 4.5 veces más frecuente en los niños que en las niñas.
Si tiene alguna
inquietud
Si piensa que su hijo puede tener un TEA o que puede haber un problema
en la forma en que juega, aprende, habla o actúa, comuníquese con el
médico de su hijo y coméntele sus inquietudes.
Si usted o el médico siguen teniendo inquietudes, pídale al
médico que lo remita a un especialista que pueda evaluar a su hijo en
mayor profundidad. Los especialistas que pueden hacer una evaluación en mayor
profundidad y llegar a un diagnóstico son los siguientes:
- Pediatras
del desarrollo (médicos que tienen una capacitación especial en el
desarrollo de los niños y en los niños con necesidades especiales)
- Neurólogos
pediatras (médicos que tratan el cerebro, la columna vertebral y los
nervios)
- Sicólogos
o siquiatras para niños (médicos que saben acerca de la mente humana).



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